LAODSS NORTE VII - Salta II

2:30 a.m.

Luego de largos viajes y largas discusiones sobre el valor estético de techos (?) nuestros héroes finalmente están por finalizar su odisea, en el mismo lugar donde todo empezó Salta La Linda.

Todos despertaron temprano, terminaron de juntar sus cosas y salieron al patio interno del Hostel de Don Tomás. Hicieron algo de tiempo bajo el árbol que había frente a la habitación y aprovecharon para revisar una vez mas los bolsos y los bolsillos. Aun tenían unos minutos pero no suficientes para hacer algo mucho mas complejo que eso. La hora de partida se acercaba pero aun había algo por arreglar, quedaba sin pagar la segunda noche de hospedaje pero Don Tomás no aparecía por ningún lado. Nuestro Héroe golpeo la supuesta puesta de la habitación del casero, pero nadie respondió. La aguja en el reloj parecía moverse cada vez mas rápido, acercándose inevitablemente a la hora de partida del ómnibus que los sacaría de allí. La Compañera de Habitación se levantó e informó su partida, a lo que el Compañero y Promotor respondió que ellos también tenían que salir. Al mismo tiempo Nuestro Héroe miraba hacía todos lados en busca del casero que no se presentaba. No había mas que hacer, si esperaban un minuto mas podían perder el micro. Antes de salir Nuestro Héroe se desvió una vez mas a golpear la que parecía la puerta del casero, pero nuevamente nadie salió. Los tres se dirigieron con sus bolsos a cuestas hacía la salida y fue en ese momento que ingreso Don Tomás. Este, al verlos saliendo se acercó a despedirlos. Claramente se había olvidado que mantenía una deuda con nuestros Héroes, que lo saludaron cordialmente. Antes de cruzar el umbral, Nuestro Héroe le recordó al despistado hombre que adeudaban una noche y le pagó el monto acordado. Podrían haber partido pagando una noche menos y nadie mas que ellos lo sabrían, pero eso no sería algo muy bielsista de hacer.

La distancia a la terminal, como a cualquier otra parte en estos pueblitos, era corto. En menos de 200 metros habían arribado, pero a pesar de estar ellos puntuales, quien cumplía el horario era el micro. Luego de unos minutos sentados al sol llegó el transporte de La Compañera de Cuarto. Su periplo, en contraposición del de nuestros Héroes, recién comenzaba y su próxima parada era Iruya. Se despidieron rápidamente y se dispusieron a seguir esperando. Inquieto, Nuestro Héroe caminaba de un lado a otro, yendo de plataforma en plataforma. Revisando un celular sin señal, mirando la hora de vez en vez y escuchando musica con los auriculares. No le preocupaba la batería, el cargador portátil lo iba a salvar. Cuando de pronto escucho al Compañero y Promotor, y lo vio, gesticulando a lo lejos. "Correte, correte" Decía, casi, con desesperación. Nuestro Héroe salió de su transe matutino y espabilo, el micro que lo iba a sacar de ahí se acercaba poco cuidadosamente y a paso firme. Al parecer, decidido a dejarlo ahí, estampado contra el piso. Nuestro Héroe se hizo a un lado y el Transporte se metió en su dársena a lo bruto, como si no tuviese que frenar. Los pasajeros no se demoraron para armar una fila y al instante estaban ingresando en el ómnibus, actitud justificada debido a que él mismo había llegado bastante después del horario pactado. Nuestro Héroe apuro el paso y alcanzó al Compañero y Promotor que sin pelos en la lengua le comento que era un boludazo. 

Hasta el último asiento del micro estaba ocupado, Nuestros Héroes se dirigían a Salta pero primero debían hacer escala en San Salvador de Jujuy, ciudad de la que solo conocerían la terminal de ómnibus. El trayecto era extenso y no ofrecía paisajes demasiado particulares, sumado a la falta de sueño y el ronroneo del motor, el ambiente era propicio para que nuestros Héroes lleguen cabeceando a la capital de Jujuy. Una vez allí debieron buscar inmediatamente el puesto para comprar los pasajes de la empresa Balut. Menos de 5 minutos los separaban de la salida del próximo micro, si no, 2 horitas clavados. Por suerte, la encontraron raudamente, pero no fue tan fácil como suena. La señora que estaba siendo atendida en el puesto tenía diversos problemas para adquirir y abonar el ticket, y una vez mas las agujas del reloj corrían a nuestros Héroes. Cuando la señora termino el trastabillado tramite, quedaban apenas dos minutos para sacar los pasajes. El puesto no aceptaba tarjeta y se habían quedado sin cambio, lo ultimo se lo habían dado a la señora. Escudriñando un poco en el fondo de sus billeteras, consiguieron las monedas necesarias para pagar justo y consiguieron los tickers. El Compañero y Promotor seguía con su alergia, por lo que necesitaba hacerse de unos pañuelitos de papel, pero el tiempo apremiaba. Nuestro Héroe le indico que se aventure al Kiosco, el detendría la salida del micro. Salieron disparados en dirección contraria, nuestro Héroe vio como algunas personas despachaban su equipaje en la bodega del micro de Balut y pensó que eso daría tiempo suficiente a su Compañero, y estaba en lo cierto. Subieron al micro y emprendieron camino hasta su ubicación final.

Una vez en la terminal se dirigieron de memoria hasta el hotel. Habían hecho el recorrido desde la plaza central a la terminal varias veces en su primer día y se sentían con confianza. Pero su sentido de la ubicación era bueno hasta ahí, porque llegaron a la plaza pero cuando tuvieron que elegir para que lado agarrar, pifiaron y el hospedaje no aparecía. Lo que si dijo presente fueron las primeras gotas de un chaparrón, así que tuvieron que comerse su orgullo y prender el GPS. Estaban cerca, pero definitivamente habían enfilado para el lado incorrecto. En cuestión de minutos estaban a las puertas del hotel LUXOR. A primera vista se notaba que el hotel hacia honor a su nombre, o al menos eso parecía en comparación a los hostales en los que venían alojándose. Despachando rápidamente los tramites burocráticos en la recepción, Nuestros Héroes se abalanzaron hacia el asesor en pos de llegar a un merecido y confortable descanso. Luego de encarar para el lado contrario en el pasillo del piso 2 y van... al abrir la puerta de la habitación correcta descubrieron el error, una única cama de dos plazas. Lo primero que pensaron fue "que paja hay que bajar a avisar. Luego pensaron "que sorprendente", para bien, la inclusión en una ciudad TAN EXAGERADAMENTE católica como la de Salta.

La altura no solo se refería al nivel del mar, también a algunos precios. Si bien la comida tenía el mismo sabor que en Buenos Aires, los precios del Mc Donalds de salta estaban bastante mas salados. Porque sí, mas cerca de la merienda que del almuerzo Nuestros Héroes metieron McCombo. Ya con la panza llena fueron a recorrer a La Linda la única linda que iban a recorrer, que tenía pinta a algún bonito barrio de la Capital, antigua y colonial, pero no tanto. Aunque ambos sabían que todo era una excusa para llegar a un solo lugar.  Todas las direcciones apuntaban allí, a la casa de aquel club millonario, millonario en el PC Fúbol 5.0(?) Nuestros Héroes llegaron al Gigante del Norte y lo bordearon, mientras el Compañero y Promotor relataba viejas anécdotas de tiempos sin internet, restricción a no socios y donde los visitantes podían asistir a los estadios. Pero su intención no era "bordearlo", su intención era visitarlo. A lo largo del viaje habían estado en varías canchas amateurs que se habían cruzado, y ahora en Salta se encontraban con un estadio mas y no lo podían dejar pasar. Entraron por la puerta del club y consultaron al portero, que les respondió con buena predisposición y consulto por teléfono. Nuestros Héroes se encontraban entusiasmados, pero no duró. El empleado del club les comunico que se estaba realizando el entrenamiento y el DT no quería que nadie pase a verlo. Cabizbajos no les quedo mas que retirarse del recinto.

Una vez afuera, pensando si tenían tanta cara de espías de club del ascenso e incluso si es que existían los espías de club del ascenso, divisaron del otro lado de la avenida el Shopping Alto Noa. Sin mas para hacer ahí enfilaron para el centro comercial. Le dieron una vuelta, pero el Shopping era bastante pequeño y no les consumió demasiado tiempo. El Compañero y Promotor adquirió una tableta helada en un local y a la brevedad estaban nuevamente bajo el sol. Si bien poco, algo de tiempo había transcurrido en el Mall, y nuestro Héroe, arrastrado por un Bielsismo profundo, propuso al Compañero y Promotor volver a intentar entrar al estadio, por la hora que era el entrenamiento podría haber finalizado. La respuesta una vez mas fue negativa pero el compañero y promotor, para no quedarse con nada, consulto si podrían al menos visitar las instalaciones del club. Esto fue permitido, y al cruzar el umbral ambos se encontraron visitando el centro deportivo de Gimnasia y Tiro. Recorrieron interesados el club, lleno de salteños realizando diferentes deportes. Chichos y chicas jugaban un partido de Voley en una de las canchas, dos hombres mayores de batían en un partido de paddle. mas a lo lejos, se encontraban las canchas de tenis. Nuestro Héroe quiso verlas de cerca, puesto que nunca había visto una en la realidad y deseaba comprobar las dimensiones de las mismas. La última de las canchas desembocaba en el Estadio. El camino estaba totalmente libre, no había moros en la costa. Ambos se miraron y decidieron sin hablar acercarse, tal vez podrían ver al menos un poco del entrenamiento o algo. Al llegar a la entrada notaron que, a pesar de que les indicaron que no podían pasar porque estaban entrenando, no había nadie allí. La cancha estaba vacía y la puerta estaba abierta, una invitación a lo prohibido. No quisieron bardear mucho y no entraron al campo de juego, pero si anduvieron por las tribunas y se sacaron un par de fotos. Con la satisfacción de una misión cumplida fueron al buffete del club donde compraron un par de gaseosas locales (Cola para Nuestro Héroe, Manzana para El Compañero y Promotor) y emprendieron el camino de regreso al hotel. Antes de llegar no podía faltar tener que sortear algun tipo de protesta sindical, claramente atestada de legitimos manifestantes barras bravas de los clubes locales. 

El día había pasado rápido y sin sobresaltos, Nuestros Héroes tomaron sus turnos para asearse y mientras disfrutaban, Bah "disfrutaban", de programación deportiva genérica en la televisión que colgaba de una de las paredes. Les estaba ganando la paja, pero era el último día de Nuestro Héroe y aun si eso no les importara, tenían que ir a buscar algo de comer. El Compañero y Promotor quería vivir la experiencia peña y tenía el dato de una avenida donde había una peña por metro y si todo eso fallaba Nuestro Héroe tenía el dato de una señora que vendía las mejores empanadas salteñas en una plaza, así que eso fueron a buscar. Pero Nuestros Héroes estaban dispuestos a vivir la aventura, y usar GPS no es realmente aventurero, recorrer si lo es. Por lo tanto, agarraron para el lado equivocado. Para empezar, en la Plaza Central no había tal señora pero en esa ruta encontraron una "feria de las naciones" y entraron a curiosear. Confusión, eso sintieron. Porque esta "feria de las naciones" no se parecía en nada al concepto que ellos tenían (y mantienen hasta hoy) de una "feria de las naciones". Había puestos y stands, pero estos no ofrecían artesanías, prendas ni comidas de diferentes países. Todos estos puestos ofrecían productos al mas estilo "televenta". Que se yo, rarísimo.

La calle de las peñas resultó, una vez mas, ser una decepción. Lo que prometía un paraíso sacado directamente de una estrofa del Martín Fierro eran nuevamente un montón de locales gastronómicos de los que se pueden encontrar en cualquier lado, con sistemas de ingreso y precios adaptados para la comprensión del turista. O sea, estaban hipercomercializados y no parecían una pulpería de campo donde te abrazabas y sentabas a compartir un vino con el dueño (?) Eso no importa, nunca importó ni esta mal, pero Nuestro Héroe había enviado un mensaje para conseguir el paradero de la señora de las empanadas. Continuaron camino hasta la estación de trenes, recorrieron el anden y se sentaron para descansar un poco. En eso, llegó el mensaje. La señora de las empanadas se encontraba... en Tucumán, por lo tanto no la iban a encontrar. Recorriendo nuevamente las peñas, divisaron una pancheria, donde comieron lo que Nuestro Héroe declararía la mejor cena de todas las vacaciones dejando en claro que la gastronomía no fue el punto mas destacable del viaje. 

Ya dispuestos a regresar, Nuestros Héroes decidieron dar una última vuelta por la linda ciudad Salteña. Tomaron algunas fotografías y se sentaron en la peatonal a escuchar a un duo de chicas que entonaban a la perfección. Además de vez en cuando pasaba alguien y se sumaba a tocar o cantar alguna canción. Nuestros Héroes claramente no lo hicieron, no tenían ninguna intensión de boicotear el espectáculo.




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